Llegué a Fundapap hace, justo ahora, 2 años. Me había separado hacia un mes y estaba deshecha (luego me daría cuenta de que estaba des hecha de mi).
Yo había formado parte de un grupo similar a mis 21 años, y me había hecho tanto bien que en ese momento decidí que iba a hacer este trabajo siempre. Ese grupo se disolvió y la vida pasó. Y cuando, a mis 45 años, la separación de una pareja me llevó a ese dolor insoportable, algo adentro mío me dijo que buscara los Grupos, que tenía que haber un grupo así. Y llegué. Y cuando llegué, la sensación mas clara y potente que tuve fue que había vuelto a casa. Y me dije: – Aferrate a esto, querida.
Hoy sé que había vuelto a casa porque en cada reunión siento que se hace presente ese Espíritu Universal que cada uno/a nombra como quiere o siente.
Porque después de mucho tiempo y dedicación, puedo de a poquito animarme a mostrarme como soy, en cada espacio, sintiéndome libre. No me siento «mejor persona», me siento que puedo ser yo, y eso me basta.
Porque en estos 2 años he empezado a autopercibirme, quererme, respetarme y valorarme. Teniendo claro que es un trabajo constante, porque no puedo cambiar en tan corto tiempo mi manera vincular de 45 años. Pero nunca pensé que iba a estar tan contenta y orgullosa de ser quien soy.
Porque sè que no voy a ganar la «Gran Batalla» pero si varias luchas cotidianas que ahora por lo menos puedo gestionar. Sé también (y esto no es poca cosa para mi) que la vida ya no es una guerra en donde tengo que atacar o defenderme constantemente para sobrevivir.
Porque sè que estar centrada no implica estar a la defensiva, que tomar decisiones que a otros no les gusten no implica pedir disculpas anticipadas, y que puedo elegir y decidir sabiamente sin necesidad de pedir consejo, porque ahora confío en mi propio juicio. Porque ese juicio proviene de un espacio de silencio interior que me animé a habilitar.
Porque cada vez que me equivoco me doy cuenta antes.. y puedo entonces pedir disculpas y reparar sinceramente. Porque no me quedo paralizada y con tanta vergüenza cuando me sucede. Porque no desaparezco ni me escapo de la situación justificándome. Porque cada vez me culpo menos por equivocarme, también.
Y porque veo el resultado en todos mis vínculos (laborales, familiares, de amistad) luego de los cambios que esto implicó y de las relaciones que fueron quedando por el camino. Porque mi entorno se ha vuelto mas amable, y eso, creo, es consecuencia de este trabajo interior
La compulsividad se aleja cada vez mas de mi vida y yo la saludo con la mano ( no porque sepa que no va a volver, sino porque, cuando vuelva, voy a poder reconocerla y quizás, pensar unos minutos antes de abrirle la puerta).
Estoy pudiendo cambiar intensidad por profundidad, y eso para mi es un gran tesoro. Puedo estar en paz con ciertas cosas, y esto es un regalo también.
Así que agradecimiento infinito a Inés y Mònica, creadoras de este Grupo, y a todxs quienes lo hacen posible. Porque en el mismo mundo de discursos destructivos tan profundos, esta semilla poderosa germina y fructifica en otras muchas relaciones posibles, reales y amorosas.