Testimonio Sonia

Jul 12, 2015

Recibimos la descripción minuciosa del proceso de transformación de una de las integrantes de APAP que en este momento está fuera del país y lo compartimos aquí, porque es digno de aprovechar su inmenso caudal sanador. Es muy largo, pero no hay una sola línea de más. Gracias Sonia por abrir tu alma.
«Dando mi primera vuelta al mundo en velero, desde el puerto de Angoche en Mozambique, África, escuchando el programa de radio vía Internet, desde mi barco, les mando mi testimonio y mi enorme agradecimiento.
Los quiero, los abrazo. Nos vemos pronto.
Testimonio
Como convencer a un gusano para que se deje llevar, crea y acepte su destino sagrado de mariposa? Como convencerlo de que mas temprano que tarde volara por los aires, libre, con hermosas alas de colores??
Así estaba yo, como un gusano, aferrada a la rama de mi sufrimiento, enroscada en mi propia maraña de pensamientos, arrastrándome por situaciones indignas, sin poder imaginar lo bueno que el camino de la recuperación tenia preparado para mi.
Llegue a Fundapap a través de una búsqueda intensa, desesperada, pero no desesperanzada. Por sugerencia de mi pareja de entonces, que había resultado ser adicta a la cocaína, tema del cual yo no me había percatado, tal mi ceguera , egocentrismo y negación. Al encontrar la droga en mi propia casa, entre en crisis. Fue cayendo ante mi como un domino, la explicación de muchas situaciones que venían aquejando mi vida, tanto en la pareja, como en otras áreas, el trabajo, la economía, los vínculos. Todo tomo otro color, no se describir cual, pero era el color de la verdad. Algo no estaba bien y no era solo que mi pareja fuera adicta, algo no estaba bien conmigo.
Recuerdo la sensación, fue como haber muerto en vida, fue como si se hubiera abierto la tierra y todas las ilusiones se hundieron en un abismo sin fin del que no podía salir.
Puse inmediato corte a dicha relación. El, a quien tanto tengo que agradecer me hizo un regalo increíble, sin saberlo quizás, me sugirió ir a los grupos. El ya conocía los grupos de NA , narcóticos anónimos, prometió recuperarse y tratar de salvar nuestra relación, pero para eso era preciso que yo también asistiera a grupos.
Así conocí a Naranon, grupo de familiares de narcóticos anónimos.
Nuestra relación nunca pudo volver a prosperar, pero nuestras vidas si y mucho.
Asistí a reuniones, me interiorice en el programa, hice servicio, transmití el mensaje, aprendí de su literatura, practique, fui paciente, ofrecí y recibí mucha ayuda , tuve madrina y ahijadas, recaí y volví a sentarme en los grupos. No fue fácil, pero tampoco imposible.
Allí conocí a personas increíbles, humanas, tiernas, inteligentes, desinteresadas y en especial profundas y solidarias.
De pronto me encontré empantanada, no había progreso en mi, estaba en un estado donde daba vueltas sobre el mismo punto sin poder avanzar en mi recuperación. Hasta qué un día, sentada en la ronda de esos grupos, una compañera a la que nunca olvidare, menciono que se había dado cuenta de que el tema iba mas allá que estar en relación con un adicto, que su problema eran la forma en que ella establecía sus relaciones en general, su voracidad y su consumo de personas, consumieran estas o no alguna sustancia. Inmediatamente me sentí identificada. Menciono también, que había un grupo que trataba estas cuestiones, que fue a una reunión y no asistió más porque no se atrevió a seguir. Era muy fuerte, textuales palabras, muy fuerte vérselas con lo que allí se trabajaba.
No lo dude, ese seria mi grupo. Sin dejar de asistir a Naranon, tome coraje y un día cruce la puerta de APAP, por aquel entonces.
Mi compañera tenia razón, era muy fuerte tratar los temas que se trataban allí. Tuve muchos momentos de amor y odio para con el grupo, para conmigo, para con el programa, para con mis compañeros, para con casi todo! Pero me prometí que no dejaría de asistir por más duro que resultara, me llevaba de la oreja esos días en que solo quería hacer un pozo y enterrarme allí junto a todas mis justificaciones.
De a poco aprendí, pedí ayuda, me calle, tal vez por primera vez, aprendí a callarme y a escuchar, a dejarme penetrar por esa «fina llovizna » de sabiduría que derramaba reunión a reunión, cada uno de los compañeros con sus testimonios y con sus pedidos de ayuda.
Vi crecer a mis compañeros, me llevaba pensamientos y sensaciones nuevas, que iban construyendo dentro mío un nuevo ser. La lectura, la escucha consciente, la práctica y el tiempo iban construyendo la posibilidad de una vida digna, tranquila, La Paz mental empezó a ser un bien anhelado. La locura y la excitación algo de lo cual retirarse de una vez y para siempre. En su lugar, la serenidad tomo cuerpo, y tras ella vino la alegría, la alegría por todo y por que si, y el agradecimiento a todo también.
La vida realmente, concretamente, se transformó en otra cosa, y tras la serenidad y la alegría apareció la libertad. Esa, la que hasta entonces no tenia ni idea de que se trataba: La libertad de elegir dejar de sufrir. La libertad de dejar el «club del drama y la tragedia » que había sido mi vida hasta entonces. La libertad trajo a su lado el desapego, fundamental. Dejar el chicloso pegoteo emocional que no solo empastaba toda relación sino que en ese empaste llevaba hacia una muerte lenta pero segura la posibilidad de una vida con amor.
Concurrir, participar y practicar el programa de Fundapap ha sido una de las cosas más enriquecedoras que me han sucedido en la vida.
Me he construido desde las cenizas tras haberme incinerado en el fuego de la locura. Digo locura porque no encuentro otra palabra para describir mi estado inicial: desasosiego, deseos de suicidio, angustia profunda, obsesión, impotencia, desamparo, desesperanza, desaliento, disociación, incongruencia, violencia, miserabilidad, abandono, desprecio por mi misma….todo un infierno.
Hoy, que lejos esta ese mundo y esa vida oscura.
Por eso, escribo esto, por si a alguien pueda servirle. Me parecía imposible progresar, yo no podía…. no podía, y un día pude. De a poco, tomando en serio el programa empecé por comprender mi enfermedad emocional, por dejar de lastimarme con mi terrible diálogo interno, tuve que deponer el orgullo y la soberbia, nada fácil, porque ni siquiera me daba cuenta que las tenia, tal mi negación. Tuve que rendirme y estrenar una entrega que al principio fue a regañadientes, solo luego se transformó en real.
Tuve que soltar la ilusión de control que tanto me había acompañado y servido a lo largo de mi vida, pero que ya, no solo no era necesario, sino que lo estaba arruinando todo.
Trabaje mucho sobre mí, trabaje pacientemente, con una paciencia y aceptación que no me conocía. No fue fácil, decenas de veces mande todo a la m…
Hasta q me di cuenta que en ese todo que se iba a la m …también me iba yo.
Cuando pude ir saneando de a poco mis defectos de carácter, tome la decisión de dejar de ser la pobrecita y de creer que eso era algo bueno, deje de disfrutar con el dolor y de mi lugar y mi poder de víctima. Decidí dejar de querer ser imprescindible para cualquiera, decidí cambiar.
Lo doloroso, lo angustiante, la víctima, la manipulación para con mis seres queridos, los lugares indignos en los que había vivido ya no los quise para mi. También reconocí todo el beneficio que esos lugares me dieron, unas pseudoventajas que solo conducían a mas sufrimiento para mi y para todos los que me rodeaban.
Guiada por el programa, acompañada por el amor incondicional que se vive en los grupos, acunada en cientos de abrazos de mis compañeros, hoy puedo disfrutar de las promesas de la recuperación.
Mi vida cambio totalmente, tanto, que hasta algunos de mis antiguos allegados, felizmente, casi no me reconocen.
El sufrimiento del pasaje es fuerte, porque hay que morir a quienes fuimos para renacer.
Pero les aseguro que es posible y es lo mejor que nos puede suceder».

Sonia (07-2015)